martes, 5 de junio de 2012

La vida en Rosa

Nos enseñan desde antes de nacer que lla vida es de color rosa. Mi ajuar era rosa, mis pañoletas ( no se usaba el polar en esa época) era rosa, y hasta mi cara era tan rosa que decidieron llamarme Rosana.
Durante mi infancia mamá se esmeró en ponerme lindos vestidos (algunos los hacía ella, otros mis tías. y otros tejía Sarita, mi madrina, en un perfecto crochet).
Pero la vida no fué rosa siempre. Hubo momentos en que era gris, oscura, aburrida.
Hubo etapas en donde era rehén de una vida que no había elegido. Y mi manera de huir era leer un libro, soñar con un vestido rosa, con una barbie o huir a la casa de mi eterno amigo de la infancia.
Con él todo era rosa. Jugábamos en la terraza de su casa, escuchábamos Rafaella Carrá a todo volúmen en un tocadiscos viejo. Me pintaba los labios de rosa. La vida,esos ratos era rosa. Después, cuando caía la noche volvía a ser gris, y con un poco de suerte después de la cena iba a poder correr a mi cuarto y pensar en rosa.
Así fué que construí una vida rosa: ser buena alumna, hacer caso en casa, discutir poco, y pasar lo más inadvertida posible.
Claro, la adolescencia trajo conflictos. Muchos de ellos no llegaban a casa. Muchos de ellos se guardaban en un cofre rosa, con miles de llaves.
Después me enfoqué en consruir mi propio mundo rosa; una profesion, una familia, una gata, una casa.
Pasé de ser la chica indavertida, a ser la mujer q todo lo puede.
Y como todo lo que consruimos sobre cimientos débiles, sostenerlo me ha llevado décadas de dolor, de trabajo, porque una cosa es tener una vida gris. Otra cosa es hacerla parecer rosa,
Mi cuerpo a veces se cansa. Mi cabeza va tan rápido que no puede seguirla.
Por suerte en la vida me encontré con gente que pudo ver más allá de toda la escenografía feliz montanda. Por suerte he aprendido a mostrarme como soy: a veces gris, otras roja, pero nunca, nunca más rosa. El rosa se  quedó con vos.