Kronopios

Aquí estoy
sentada en el bar
en el que me esperaste
la última vez que nos vimos
o la primera de las últimas veces.
Un libro prestado
un cortado de jarrito
y el mismo jean que llevaba ese día.
Mesa de dos para uno
los rayos de un sol débil
iluminando la cara de Kurt Cobain
en la tapa de la Rolling Stone.
Pienso en que será de tu vida
mientras intento revolver el café
sin que la espuma caiga por el borde de la taza
veo siluetas de gente caminando
y espero que tu cara aparezca
entre la multitud que transita.
La taza calienta mis manos frías
una mosca en la mesa hace su mejor danza
alrededor del sobre de azúcar vacio.
Yo quisiera ser esa mosca, pienso
y vos serias el sobre de azúcar
o la taza de café caliente
o el beso de la mañana
quizás la cara que diviso acercarse
del otro lado del vidrio
mientras miro
el otoño que se estrena
a través de la ventana de Kronopios.

Entrar
salir o quedarse
mentira o verdad.
Cuando la verdad se disfraza de mentira
entonces nos miramos a los ojos
nos pintamos la cara
y decimos palabras imposibles de pronunciar.
Tiramos una botella al riachuelo
con frases que nunca escribimos
usamos el lobo estepario para envolver huevos
y los siete locos para el pis del perro.
Bajamos la cortina del boliche
apagamos la luz y nos hundimos
en el humo de las hojas amarillas
de los libros que se consumen
los vasos se van amontonando
en un rincón de la mesa
ya vacios
ya sin nada con qué llenar.
Mis manos están ásperas
ajadas de tanto escarbar
en lo más profundo de mis entrañas
tratando de recuperar la lógica
el ser racional atrapado
en un alud de palabras.
Mientras en la tele todos buscan a un avión perdido
yo te estoy buscando.