martes, 30 de marzo de 2010

No estoy...

Hoy a la tarde, mientras luchaba con el "punto justo" del glasé, me llamó una amiga con la que hacía rato no conversábamos.
Es que en la cotideanidad, tener tiempo para juntarse a tomar un café, unos mates, un daikiri...una birranga... es casi imposible.

Vivimos alienados, envueltos en la vorágine de la rutina... ensimismados.
Cada cuál, tapado de obligaciones, preocupaciones, problemas...
Sabemos del otro a través del estado del Facebook (suena patético, no?).
Es patético.
Tu vida se googlea... Todo lo que hacés, lo que sos, lo que te gusta, está en la red.
Acaso nunca pusiste tu nombre en Google?
Un bajón mal si no aparece nada.
Preocupate; Estás muerta/o.
Tan muerta como quedarte sin celular, se te rompa la compu (como me pasó a mí), o estés sin teléfono de línea.
Pero creo que de los tres puntos anteriores, el mundo cambió tanto, que hoy lo peor de lo peor es estar sin compu, o sin internet.
Etos últimos años, he descubierto que soy más eficiente respondiendo en el msn que en el teléfono, porque como tengo que escribir, presto atención, y no me cuelgo con el -ahh... qué???
Además, también más acertiva... puedo pensar antes de decir, lo que de algún modo, ameniza mis respuestas.
Lejos quedó el no estoy en casa, llame más tarde o el simplemente, discá más tarde, que no atiende nadie.
Somos presos de la tecnología... que en pos de alivianar el trabajo en la oficina... lleva el trabajo a casa, a través de celulares que se conectan a internet (el mío, por suerte, sólo saca fotos).
Ya se terminó el "mañana a primera hora lo veo".
Todo tiene que ser AQUÍ y AHORA.
Run, Forrest! Run!!!

Los únicos beneficiados, son los que fabrican clonazepam

Hasta la vista, baby!

martes, 23 de marzo de 2010

Antonimato

Y resulta que ahora todos estamos divididos... qué fácil se vive en el "antonimato".
Vos sos de River, yo soy de Boca.
Vos escuchás al Indio, a mí me gusta Ceratti...
Britney o Christina?
Clarin o Cristina?
Somos más papistas que el papa... o más bien mostramos ser algo que no somos.
Me llama poderosamente la atención la gente que da cátedra del proceso, y despotrica , sin haber existido (al menos en estado consciente) en esa etapa.
En mi caso, no me siento calificada a hablar de algo sucedió cuando apenas tenía 41 días de vida... me resulta una falta de rspeto hacia los 30.000 desaparecidos, a los que humildemente sumo unos cientos que habrán perdido la vida, por encontrarse azarosamente en medio de un fuego cruzado, una bomba o quién sabe.
También no puedo dejar de pensar en los chicos de Malvinas....
De la guerra si me acuerdo.
Me acuerdo del patio frio de la escuela, de la directora hablando de que "los soldados" (de soldados pobres, nada tenían) necesitaban abrigos, chocolates, cartas...
De eso puedo hablar, y de verlos en el tren vendiendo calcos de las islas porque ningún gobierno se ocupó de darles un bienestar a nuestros héroes.
Muchos de ellos tampoco tienen una tumba para que les lleven una flor... o para que les lloren.
A lo que quiero ir, sin ánimo de ofender, ni polemizar, es que de golpe todos se embanderan de algo que no sé si conocen, y compran una historia contada por quién pudo, supo o quizo contarla... y nos aferramos en el pasado, idealizamos un sistema en crisis, desde la perspectiva de "all inclusive", mientras mandamos a nuestros hijos a colegios bilingues, jugamos a la play, usamos iphones y aprovechamos los descuentos de la tarjeta de crédito.

Veo que estamos lejos de ser un país unido... al menos hasta que logremos recuperar la pluralidad de opinión, y de paso, la coherencia.


Me despido homenajeando a quienes perdieron la vida en un período que como argentinos no debemos olvidar, sin dejar de mirar el presente, y apuntando al futuro.
saludos

miércoles, 3 de marzo de 2010

... Y esas malditas etiquetas...

Me irrita ese don que poseen algunas personas de querer catalogar cada situación y/o persona en cierto estereotipo.
Pero más me irrita, la capacidad que tienen ciertos individuos en ver en el otro, justito "eso" que falta y convertirlo en "defecto", como castigo por osar tenerlo.
Por eso detesto las etiquetas. Las de todo tipo.
Voy a traer un caso de la vida real:
Hace unos años, trabajaba en en una emprsa donde uno de los gerentes solía dirigirse a mí como "flacucha".
Cansada de esa situación, una buena vez lo confronté, y le dije que no me gustaba que me llamara de ese modo...
El tipo se sorprendió y me dijo que era en tono afectuoso... entonces, a mí que nada me cuestan los cuestionamientos, le respondí:
- y si en vez de pesar 50 kg, pesara 150... cómo me llamarías?
El tipo me miró sorprendido, y no sabía que responderme.
Yo también, confieso, me quería matar. Peroera tarde para eso. Ya estaba todo dicho.
No me acuerdo bien cómo salí de esa situación, pero lo que sí recuerdo es que a partir de ese momento me empezó a llamar por mi nombre.

Honestamente, me rompe la paciencia la gente que se pasa la vida etiquetando, así, sin filtro.
Sin tener en cuenta el daño que hace haciendo público una característica personal, en un ámbito en el que no todos somos amigos intimos. Humillando inútilmente al otro por el simple hecho de hacer un chiste pedorro, o como este pobre tipo, queriendo caer en gracia.
Hay un límite entre la acidez y la agresividad... muy delgado.
No todo el mundo es capaz de visualizarlo.


Hasta la próxima!